En los talleres de trabajo en el Centro se proponen diferentes ejercicios para que cada persona aprenda a verse a si misma y a ver a los otros con una "nueva mirada".
Se habla de nueva mirada, porque en general existe el hábito de "mirar" sin "ver".
El estar más concientes de lo que se ve colabora con el modo de comunicación que se establezca.
Por ejemplo cuando dos personas se encuentran, ese encuentro produce un impacto, alguna emoción o algún pensamiento que modifica tanto la respiración, el pulso o la tensión muscular.
¿Estos cambios son concientes ?
Los pensamientos que el otro convoca, pueden tener la característica de juzgamiento, idealización, desvalorización etc. lo cual condiciona el vhínculo, de este modo no puede producirse un encuentro, ya que el encuentro es con el pensamiento y no con la otra persona.
Si este proceso está conciente primero, y se aprende a "desactivar" después, se podrá entablar una verdadera comunicación con la otra persona. Ya no se la verá con una mirada apriorística si no que podrá vérsela de un modo nuevo, sin el "peso histórico" del vhínculo.
Este modo de comunicación propone un estar atento y presente a lo que se ve en el otro y en el si mismo en cada momento.
También se produce un "alivio" ya que se liberan situaciones del pasado, que pertenecen al pasado, pudiéndose entablar una comunicación presente.
A medida que el pasado no erosiona el presente la mirada de cada persona se va aclarando y con esto se comienzan a descubrir gestos, rastros, actitudes que muestran mucho más que las palabras dichas. Se va aprendiendo de a poco a realizar una "lectura corporal".
Lic. MATILDE JUÁREZ