Cada familia posee un sistema de creencias cuya raíz puede ser heredada o aprendida. Con éste sistema de creencias nos criamos y es la base que "formatea" nuestra psiquis.
A veces nacemos en familias que tienen un sistema elástico de creencias, las cuales estimulan a sus miembros para que experimenten y moldeen sus propios sitemas de creencia. En general en la práctica terapéutica nos encontramos por el contrario con familias que poseen rígidos patrones de creencias, éste tipo de familia no colabora con sus miembros para que los mismos liberen su propia conquista en el ámbito de la comprensión de cómo es la VIDA, más vale exige que sus miembros continúen con la tradición.
En diferentes etapas de la vida, (como la adolescencia, el climaterio, etc), existe la oportunidad que los miembros de una familia puedan interrogar o cuestionar esas creencias, También existen circunstancias donde es posible preguntarse por las mismas, como accidentes, fallecimientos, mudanzas, enfermedades, etc., es decir situaciones de impactos que nos hacen re-pensar el modo en que vivimos.
Es muy importante para expandir el pequeño mundo del Yo, poder cuestionar aquello que pareciera que es inamovible.
La interrogación es como una puerta que se abre y que permite explorar nuevas maneras de ver el mundo.
Es esperable que cada miembro de la familia "defienda" sus creencias, e intente "convencer a otros de ellas, el miedo de perder el "saber" que esas creencias le otorgan los rigidiza y por lo tanto los vuelve pasibles de sufrir síntomas.
En la medida en que cada persona se va atreviando a dudar de sus propias creencias se va ablandando el modo de ver la realidad que le toca vivir.
Esto le posibilita ampliar su campo de la conciencia, entender que otros puedan pensar diferente, re-crear su propia visión de la realidd, re-ubicarse dentro del sistema familiar y desintegrar ciertos síntomas.
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